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lunes, 29 de octubre de 2012

Cambio de planes

Miedo ¿Quién no tiene miedo?

El que asegura que no, debe ser un hipócrita, o un insulso, de esos a los que la vida se les pasa por al lado, como un humo gris evaporándose, y hasta en ese profundo estado de nada, temen, lo quieran aceptar o no. Porque el miedo va más alla de una cama y un monstruo abajo, esperando a que nos vayamos a dormir, va más alla de decidir entre detenerse o caer por el precipicio.
El miedo está ahí, intangible, azul, al acecho siempre, un pequeño impulso para hacer de ésta vida algo inigualable. Esa cosquilla fea que nos sube desde el ombligo, que se aloja días y noches, hasta que decidimos hacer algo con ella, algo que nos sirva, para bien o para mal, algo que nos haga sentir que estamos vivos, que haga que la vida deje de ser un humo gris que se evapora al lado nuestro, un humo gris al que no podemos colorear ni sentir en la piel. El miedo genera cosas, se enrieda a nuestra pierna, como un nene chiquito, haciéndonos tambalear, haciéndonos sentir a punto de caer, o hasta a veces, dejándonos inmóviles, así, estáticos, pero algo nos debe estar queriendo decir, ¿no? Pateá el tablero, ponete en marcha, cerrá esa puerta, dejá pasar el viento, pero no el tiempo, escribí esa carta, guardate el orgullo, dibujá un poco más, hacé el rídiculo, pero no te conformes, decile algo, decile algo ya, que la noche se te va, y mañana quién sabe, abrí la ventana, dejate inundar los sentidos, sentí SENTÍ, que después puede ser demasiado tarde, que mañana, tal vez, empieces a entender que dejaste pasar la vida, por el costado, y la ves ahí, como en un incendio, volviéndose humo gris, y evaporándose, pero evaporándose sóla, sin un recuerdo bueno, sin historias para contar, sin cicatrices ni marcas, sin dolores, sin risas, ni cosquillas, sin acordes, ni verde, sin noches de desolación, sin fotos, ni amores, ni nada, sin palabras, una vida muda, ciega, una vida sorda, sin latidos.
Una vida, muerta.

sábado, 20 de octubre de 2012

Metas

Tal vez la meta de los árboles, sea alcanzar el cielo, y tal vez por eso se estiran a más no poder.

Algunos desisten en el camino, prefieren dar sombra, ser causa de viento y fecundación, pero las ideas no mueren, y siempre siguen ahi, girando entre las hojas caídas.

Tal vez la meta de los árboles sea alcanzar el cielo, estirar sus garras de tronco, de savia y llegar a lo ilimitado.


gonzaloperin.tumblr.com







lunes, 8 de octubre de 2012

A distancia

Ver las cosas desde lejos
achinar y abrir los ojos a la distancia.
Contemplar los oleajes de colores,
las acuarelas, que cercanas se vuelven incomprensibles.
Los ojos que se agrandan y se achican
y que de ojos se vuelven rodillas, brazos, narices.

Ver las cosas a distancia,
saltar del cuadro, del tren en movimiento
aunque sea  por un instante,
alejarse para comprender
que en ese momento no somos de carbonilla
no somos ni líneas, ni pincelada, no somos nada.

Alejarse un poco, para que ese desorden de colores
se vuelva claridad, una figura, un silueta entendible
(entendible para nosotros)
Dar unos pasos hacia atrás, retroceder algunos casilleros
y así darnos cuenta en dónde estamos.

Ver las cosas a la distancia
como los momentos en una foto
donde todo se vuelve tan atemporal
que nos miramos y no nos reconocemos
como si fuésemos otros, habitando en nosotros
que resulta increíble lo intangible que es

Ver las cosas desde lejos
y que asi, despacito y de a poco
nos envuelva ese anhelo,
esas ganas de estar cerquita,
de volver a ser parte del cuadro
de querer fundirnos en torbellinos de colores y de formas
de querer volvernos nuevamente incomprensibles

Para volver a palpar las cosas desde cerca,
pero sabiendo que estamos donde queremos estar,
que no es por simple inercia, por corriente que fluye.
No es solamente porque este río nos lleve. 



Ver las cosas a distancia

para sentirlas después

tan cerca.