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sábado, 22 de junio de 2013

viernes, 21 de junio de 2013

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 "A Horacio vos no le importás un pito"  Era ofensivo pero tranquilizador. 

(...) Pero si no le importaba, por que estar siempre ahí en el fondo de la pieza, fumando o leyendo, estar (...) como necesitándola de alguna manera, sí, era exacto, necesitándola, colgándose de ella desde lejos como en una succión desesperada para alcanzar algo, ver mejor algo, ser mejor algo. 

(...) No podía ser (para algo está la lógica) que Horacio se interesara y a la vez no se interesara. De la combinación de las dos cosas debía salir una tercera, algo que no tenía nada que ver con el amor, por ejemplo (era tan estúpido pensar en el amor el amor era Manú, solamente Manú hasta la consumación de los tiempos), algo que estaba del lado de la caza, de la búsqueda, o más bien como una expectación terrible, como el gato mirando el canario inalcanzable, una especie de congelación del tiempo y del día, un agazapamiento. Terrón y medio, olorcito a campo. Un agazapamiento inexplicable de-este-lado-de-las-cosas, o hasta que un día Horacio se dignara a hablar, irse, pegarse un tiro, cualquier explicación o materia sobre la cual imaginar una explicación. No ese estar ahí tomando mate y mirándolos, haciendo que Manú tomara mate y lo mirara, que los tres estuvieran bailando en una lenta figura interminable.

A Talita todo eso le pareció perfecto y a la vez tenía algo de cubrecama o cubretetera, de cubre cualquier cosa, lo mismo que el grabador o el aire satisfecho de Traveler, cosas hechas o decididas para poner encima, por encima de qué, ése era el problema y la razón de que todo en el fondo siguiera como antes (...)

"Yo", pensó Talita, "debiera escribir novelas, se me ocurren ideas gloriosas" ."

jueves, 20 de junio de 2013

derecho a un día de mierda

Todos tenemos derecho a un día de mierda
día en el que podemos sacarle la lengua a los bichos bolita del jardín,
que podemos patear con bronca las piedras de la vereda
y devolverle el ladrido a los perros de las casas,
mostrando los colmillos y todo.

Todos tenemos derecho a un día de mierda
mierda en las palabras que decimos
mierda en las palabras que recibimos
conversaciones que se van a la mierda
acciones que se van a la mierda
rejunte de mierda que guardamos, 
que también se va un poco a la mierda.

Días de mierda si los hay
Pero ¿Qué haríamos si no existiesen?

cuántas cajas de zapatos llenaríamos 
con tantas palabras por decir
cuántas empresas de jabón hundiríamos
con tanta rabia hecha espuma en la boca
no alcanzarían los frasquitos de mermelada
para tanta lágrima enjaulada

Días de mierda, 
qué mejor espacio
para convertirnos 
en la versión más guardada
de nosotros mismos.



lunes, 3 de junio de 2013

Incógnitas

Te diste vuelta y me miraste asombrado, casi sonriendo.
Me miraste como se miran ciertos misterios, aquellos que resultan demasiado inusuales e inexplicables, pero que aún asi, no podemos evitar admirar. Fue extraño y estoy casi segura que lo hiciste por lo que había pasado, eso de maravillarme al descubrirlos, o tal vez por haberlos guardado y por haberlos remendado con cinta, sin que ustedes se dieran cuenta. Y ahora me aparecía semanas después para devolverles sus frases, porque para mí eran suyas y nunca me habían pertenecido.
En el instante en que lo dijiste supe que cuando me conocieras realmente, te ibas a llevar una gran desilusión y que todo iba a ser, una repetición de días y noches, sólo para confirmar que yo, no era más que un rompecabezas incompleto. Quise por un instante ser, aunque sea el vestigio de lo que hubiera podido ser (bajo otras estrellas)*, un pedacito de algo inolvidable, de alguien por quien valía la pena abrir ciertas puertas, de algo más que este nudo de momentos inconclusos, frases de rayuela y batallas perdidas.

Sos una incógnita dijiste y creo que fue como si me estuvieras mirando por primera vez, como si comprendieras por fin algo mientras me mirabas, algo que yo no entendía, pero que aún asi te hacía mirarme, tal vez como se miran ciertos misterios, o tal vez te habías dado cuenta ya, de que todo era una fachada barata y que detrás de eso, no había misterio alguno, y sólo estaba yo, subida a una calesita que se caía a pedazos, invitándote una vuelta.

* "Había tanto tiempo perdido en vos, eras de tal manera el molde de lo que hubieras podido ser bajo otras estrellas (...)"