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martes, 16 de diciembre de 2014

Lo casi

Nos insulsa la certeza, lo concreto, lo preciso.
La risa sin vértices, estallándonos en la cara.
La canilla abierta que nos deshabita de lagañas.
Déjennos el malaliento, las palabras no dichas, nunca dichas (que no se vayan).
Que nos quede el descontento, la ecuación sin resolver, la mirada entreabierta, la página arrancada.
Que nos quede lo malquerido, lo malsano, lo maljugado.

Déjennos así, maltrechos, que nos llueva por la laringe tanta cosa atragantada.










miércoles, 12 de noviembre de 2014

a destiempo


Incomprensiblemente habías aparecido, como surgido de quien sabe qué vuelta de esquina. Enseguida te diste cuenta, que de alguna manera habíamos girado los relojes una vez más y yo también te miraba, como intentando entender.
El destiempo había estado presente en casi todos nuestros encuentros fugaces (nunca planeados) y esta vez, no podía ser la excepción. A destiempo todo, las palabras, la nostalgia, el abrazo puente hacia otros mundos, la vida azul, desamor y desencuentro.
A destiempo te quise, con una inocencia que asqueaba, a destiempo me buscaste, vaya uno a saber porqué insólito viraje, pero yo ya no estaba ahí, en la misma plaza, la misma hamaca, intacta.
Y ahora estamos otra vez a destiempo, vos de aquel lado del andén y yo de este, esperando un tren distinto que nos transporte a algún lugar

Inevitable la sonrisa, tal vez es el sentirnos un poco menos solos, el sabernos fugaces, insólitos, siempre tirados de los hilos. Sonrisa nostálgica que se pierde tras los transeúntes, sin tiempo para preguntarse qué esconde, se cuela entre las ventanas del tren.

domingo, 2 de noviembre de 2014

de lluvias

El agua caía, en un vómito interminable. Caía sobre las casas, sobre la plaza, sobre el banco, sobre vos y en consecuencia, sobre mí. Pero nosotros ya estábamos empapados desde hacía tiempo y tal vez por eso, ni siquiera nos movimos cuando la lluvia empezó.
Imposible describir la parsimonia de tus manos, hurgando en la búsqueda inconclusa de alguna palabra, alguna forma de decir aquello que creías guardado en lo más profundo. Nunca te lo dije, pero yo podía verlo sin que tengas que decirlo, se escapaba como un humo de tu boca, de tus manos, de todos tus poros, aunque te esforzaras tanto por parecer impenetrable.
Creo que esa tarde fue algo similar a nosotros mismos, empezamos siendo un día de sol, de esos en los que da gusto andar en bicicleta, pero en algún momento, te invité a sentarte y de a poco la lluvia empezó a mojarnos.
Miranos ahora, empapados hasta las palabras, pero aún así no nos movemos, porque moverse significa una acción, algo que genera otra cosa, algo así como un dominó interminable de consecuencias impensadas.
Vos seguís buscando en algún diccionario inexistente y yo con este miedo a cuestas, de escuchar lo que tengas para decir.
Mientras tanto, la lluvia nos empapa el alma, que quizás ya estaba empapada desde hacía ya tiempo.






sábado, 26 de julio de 2014

incomprensibles

Yo cuando te necesito, te necesito, pero me cuesta decírtelo así, tan directamente, con las palabras justas. Y menos por mensajito. Además hablar llorando por teléfono, no es mi estilo. Yo cuando lloro, canto canciones tristes, hago dibujitos en las esquinas de los papeles usados, lavo los platos, o busco en qué entretenerme. Cuando lloro no puedo hablar con otro, a menos que esté ahí de antemano, en el instante previo en el que se largó el chaparrón de llanto.

Por eso es que hoy te necesitaba, pero de verdad. Porque llorar con vos, es una de las mejores formas de atravesar el llanto, porque con vos el llanto es llanto bien llorado, sin necesidad de entendimiento apresurado, después el llanto es risa y abrazo y mocos en los buzos.
Pero como ves, no te puedo echar la culpa, porque yo no soy clara cuando te necesito, no te digo "veni" o te llamo desesperada. Mis formas de darte a entender son muy estúpidas, algo así como recibir de mí dos días seguidos algún mensajito para vernos y ahí se acaba la lista. Esa es mi incrédula forma de hacerte entender que te necesito. Después de tantos años, sigo teniendo ese tipo de conductas estúpidas.
Por eso, no te hago responsable, yo se que tenés tus cosas, como yo tengo las mías. Vos sos más clara que yo, por eso siempre salgo volando a tu encuentro. En cambio yo, en este terreno, soy un poco incomprensible.



lunes, 14 de julio de 2014

des-per-tar

El amanecer los encontraba desparramados, en un río de sábanas inconclusas. Los brazos y piernas existentes, sobresalían por rincones, respondiendo a una simetría incomprensible. Se abrazaban hasta quedar hechos un revoltijo, ahora sí eran ellos, los que eran cuando se encontraban.
Allí había algo perdido y algo ganado, esa era la satisfacción de saberse vencidos por el reloj, de que el mundo seguía girando a un ritmo lejano e inconcebible.
La caricia que se pierde de a poquito en tu sonrisa, trae consigo una oleada de cosas que no hacen falta decir, porque de decirlas, sonarían vacías de sentido. Mejor dejar que las palabras sigan indescifrables entre las sábanas inconclusas, los papeles de caramelos tirados en el piso, el murmullo lejano del vinilo que gira y la magia de sabernos así, tan nosotros mismos.
Que el mundo siga girando, al igual que las agujas, que yo hoy me quedo acá.


jueves, 10 de abril de 2014

Des-apercibir

Llegaste sin anunciarte, pasaste desapercibido, zigzagueando entre los días. Nunca golpeaste las ventanas, ni deshojaste mis libros, ya blancos de tanto esperarte. ¿Quién te ha visto pasar? ¿Quién te abrió la puerta? ¡Qué castigo me espera por no celebrarte!, ni palparte,  no desvestirte, desnudarte, olerte, por ignorarte ¿Acaso no soy la de antes? ¿Dónde sonaron tus campanadas de calesitas de plaza, de cafés en las tardes, de nostalgia intacta? ¿Dónde estaba yo?
No fui corriendo a buscarte, y ahora te siento, pero distante. Déjame entrar nuevamente, a tu mundo naranja-amarillo, remolino-calesita, viento-bufanda.

Otoño, ¿Quién te abrió la puerta sin avisarme?

miércoles, 26 de febrero de 2014

de Benedetti

Ese gran simulacro



Cada vez que nos dan clases de amnesia
como si nunca hubieran existido
los combustibles ojos del alma
o los labios de la pena huérfana
cada vez que nos dan clases de amnesia
y nos conminan a borrar
la ebriedad del sufrimiento
me convenzo de que mi región
no es la farándula de otros

en mi región hay calvarios de ausencia
muñones de porvenir/arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
cadáveres que miran aún desde sus huertos
nostalgias inmóviles en un pozo de otoño
sentimientos insoportablemente actuales
que se niegan a morir allá en lo oscuro

el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda

en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinaran por el olvido
como si fuese El Camino de Santiago

el día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite/
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrará los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será que no hay olvido.

jueves, 23 de enero de 2014

de metamorfosis y calesitas

A veces me siento un quilombo, un enriedo, como ese color que se forma al mezclar todas las témperas y es por eso que a veces, me cuesta mucho saber cuál es mi verdadero color, cuál el punto de partida, cómo llegué aca y por qué.
Es como si empezara a conocerme recién ahora,  y no me gustara quien soy, o no lograra entenderlo. Perdoná que te arrastre en este torbellino que es mi mente, no lo hago intencionalmente, no me sale de otra manera. Siento que es inevitable llevarte conmigo porque sos en cierta forma parte de mí.
Al fin y al cabo, no me importa pasar este "redescubrimiento" mío, sé que seguramente es algo que tengo que atravesar, como esas cosas en la vida que en el momento no lográs entender, pero que te ayudan a crecer,  a conocerte otra vez. Pero hay algo de todo esto que me duele, y es ver como esta metamorfosis de mí misma, me hace lastimarte sin querer.
¿Sabés? A veces no tengo en claro quien soy, porqué digo lo que digo, porqué siento como siento y en todo ese torbellino de colores y escaleras que parecieran guiar a ninguna parte, creeme si te digo que sos lo único tangible para mí.
No me malinterpretes, esto no es una forma de pedirte perdón (porque ya lo hice tantas veces que no se si sirve), o de defender mis explicaciones (que últimamente no tienen defensa), sólo es una forma de hacerte saber que mi vida de calesita sólo es realmente vida cuando vos estás subido a algún caballo o dinosaurio volador, sonriendo al lado mío; haciéndome sentir que no estoy sola en esta y que siempre vale la pena dar aunque sea, una vuelta más.