Translate

viernes, 25 de enero de 2013

Punto de inflexión


Lo aprendió un martes lluvioso, mientras su madre preparaba empanadas de queso y cebolla, para el almuerzo. El punto de inflexión, está en el repulgue. No importa cuán buena esté la masa, o si la marca del queso es la mejor, si uno falla en esta tarea, el final es desastroso, el interior, escapa, se derrite, se vuelve un cosa quemada, sucia y absolutamente despreciable, en un rincón del horno.

-No importa cuánto me esforcé en su momento, jamás pude hacer un repulgue digno de recordar, tal vez eso influye que nunca pude cerrar una maldita puerta en mi vida,  y así voy, de horno en horno, siempre a punto de quemarme, arrastrando (a mi pesar), continuamente futuras-cosas quemadas-despreciables, que se vuelven asuntos pendientes-. Dijo mientras se reía con asco, vomitando esa repulsión que le daba, el tener la certeza de estar tan cerca de sí mismo.



¿Qué hacemos?


lunes, 7 de enero de 2013

Re-hacer

No se si termino de creer en las oportunidades de un año nuevo.
Estoy en la muralla que divide, el confiar que  podemos empezar de nuevo, y el saber que arrastramos nuestro pasado, pasen los días, los años o los meses. Quiénes fuimos, o cómo reaccionamos, qué perdimos, qué ganamos, qué queda o qué ya no vuelve más.

No se si termino de creer, que puedo aparecer, y decirte: Empecemos de nuevo. Como si nada hubiera pasado, como si todo lo que sentiste, y todo lo que sentí, en el transcurso de estos años, pudiera desaparecer de golpe. Y con esto que digo, no es que no crea que las cosas se pueden transformar, porque sí creo, que todo lo que te quiero, y todo lo que me quisiste, pueden derivar en otros quereres, más sanos, para los dos.

No se si puedo creer, que con eso va a bastar.
Me puedo ver a mí, enfrente tuyo, riéndome, porque me río cuando estoy nerviosa, me río cuando no se que hacer, y no me salen las palabras, y me enriedo. Y puedo verte a vos, parado enfrente mío, o más bien sentado, como dicen que se sentaban los indios, tal vez arrancando algún pastito del suelo, sólo que esta vez no me lo tirás, porque ahora las cosas son distintas.
Y a mí, de alguna manera, se me destroza el alma, pero no digo nada, porque "es mejor asi", porque estoy cansada de arruinar las cosas, porque siento que todo lo que toco lo rompo, y que ya no bastan acordes para enmendarlo.

Y por eso es que no digo nada, porque te veo bien, y contento, y me gusta verte asi, demostrándole a la vida, que no te puede apagar, que el fulgor está en vos, como siempre te dije (aunque no me creías), y encontrando nuevas maneras, nuevas personas para ayudarte a brillar mejor.

Y es porque te veo bien, que no digo nada, porque esta vez no quiero ser egoísta, pensando que te puedo ayudar en todo, intentando arreglarte los problemas, para no verte triste. Porque se que hoy muchos harían eso por vos, y de verdad me pone contenta.

Porque me gustaría creer que dentro de un tiempo, si nos llegáramos a  cruzar otra vez en un colectivo, ese día tan normal, pueda volverse, un día mágico.


Porque si alguna vez, estamos sentados en alguna plaza, y vos de casualidad arrancás un pastito, me gustaría creer, que me lo volverías a tirar, sólo para molestarme, y para demostrarle al mundo, que a esta amistad tan piola, le sigue bastando con un pastito, de alguna plaza, en algun lugar.