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viernes, 25 de enero de 2013

Punto de inflexión


Lo aprendió un martes lluvioso, mientras su madre preparaba empanadas de queso y cebolla, para el almuerzo. El punto de inflexión, está en el repulgue. No importa cuán buena esté la masa, o si la marca del queso es la mejor, si uno falla en esta tarea, el final es desastroso, el interior, escapa, se derrite, se vuelve un cosa quemada, sucia y absolutamente despreciable, en un rincón del horno.

-No importa cuánto me esforcé en su momento, jamás pude hacer un repulgue digno de recordar, tal vez eso influye que nunca pude cerrar una maldita puerta en mi vida,  y así voy, de horno en horno, siempre a punto de quemarme, arrastrando (a mi pesar), continuamente futuras-cosas quemadas-despreciables, que se vuelven asuntos pendientes-. Dijo mientras se reía con asco, vomitando esa repulsión que le daba, el tener la certeza de estar tan cerca de sí mismo.



4 comentarios:

  1. Tengo que admitir que me dio risa! jajaja
    Como relacionas el repulgue de las empanadas con alguna experiencia tuya, por lo que se ve, cotidiana.
    Te espero por mi blog, saludos :)

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  2. Me gustó mucho jaja :)
    Creo que te gustará mi blog, http://elsecretodelalunaplateada.blogspot.com.es

    Luna Plateada

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  3. Buen texto, Victoria. Lo cotidiano nunca es del todo cotidiano. Luis.

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  4. Gracias a todos por darse un tiempo para comentar, pero por sobre todo para leer, saludos!

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