Translate

sábado, 1 de septiembre de 2012

Máquinas del tiempo

Las casas de las abuelas, son como máquinas del tiempo.
Uno puede escaparse ahí, entre paredes que lo vieron crecer.
Entre plantas germinadas en lamparitas de luz, y cajones llenos de ovillos de lanas.

Uno puede, leer Rayuela en un cuarto olvidado sin preocuparse por nada más.
Y salir corriendo, subir escaleras y sentir al sol en un rinconcito de la terraza,
dónde las cosas se ven de otra manera, y tienen gusto a dulce, nostalgia y carcajada.

Y a veces me pierdo entre las cartas de canasta, y puedo cantarle a Alfonsina y a su mar, entre mano y mano. Y a veces no se, si me vuelvo cada vez más grande o más chica entre las paredes, la mesa de la cocina y la ventana que da al jardín.

Se que en el placard están los vinilos, y los álbumes de fotos llenos de historias guardadas desde hace tiempo. Y se que a la Zulema le cuesta contarmelas esos dias grises, en los que la memoria se torna un elefante que nos aplasta de a poco. A veces se la siente triste, hasta que se rie y me rio y terminamos en el piso, las dos. Y ahí sí que no se quién es quién, cuando por momentos ella es yo y yo soy ella, jugando a ser yo y nuestras historias se mezclan entre las fotos en blanco y negro que nos miran de reojo desde la mesa.

"A los años da ganas de agarrarlos como barriletes y traerlos para acá" me dice, y sonríe con nostalgia, y yo la siento enorme e infinita, y a la vez frágil, como cristal. 

Las casas de las abuelas, son como máquinas del tiempo.
Un escape sepia, un lugar donde el reloj se deteniene por un momento.

Un lugar, donde las reglas son de crayones, terrazas, de risas y abuelas en camisón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario