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jueves, 13 de diciembre de 2012

De bondis (1)

Me gusta el efecto que se produce, cuando dos bondis se encuentran en paralelo, como si el tiempo y el espacio pararan, para dar lugar a algo mágico, el encuentro de dos mundos, en el medio de una ciudad abarrotada de desesperación.

Por un instante, nadie se mueve, somos personas sentadas, en dos universos, parecidos y distintos, esperando, generando ideas, miedos, dudas, alegrías en cadena, hasta que apretamos un timbre, y salimos disparados a otro patrón de movimiento.

La miro a ella, sentada al lado mío. Todavía posee rasgos, de la que hace 5 años, también se sentaba junto a mí para viajar. Pienso en la cantidad de chicas y chicos que estarán haciendo los recorridos que hicimos hace tiempo, chicos que tal vez estarán pensando, las ideas que alguna vez pensamos, con el entusiasmo, que alguna vez tuvimos. Pienso de quiénes tomamos prestado nosotros ahora, qué ideas pensaremos, que ya habrán pensado, qué libros leemos, que ya habrán leído, qué momentos vivimos, historias contamos, palabras decimos, que muchos otros ya habrán olido, escuchado, visto, tocado, saboreado, dicho.

Pienso en esto, como un reciclaje contínuo entre las personas, como si un hilo nos uniera irrevocablemente. ¡Más que un hilo! Un reflejo de nosotros mismos en los demás. Como si cada persona, estuviera compuesta de millones de espejos, y reunirnos fuera encontrarnos con los nosotros que nacieron en otras casas, con otros padres, los nosotros que sientieron otras emociones, padecieron otros insomnios, con otros nombres, en otro tiempo.

Y nos juntamos.
Inevitablemente, nos salva la curiosidad de saber, quiénes pudimos haber sido, de haber nacido en otros vientres, que desiciones, nos marcaron en lo que hoy somos, y nos hace distintos a los nosotros que miran por la ventanilla, que están en la plaza, jugando con burbujeros imposibles.

Me gusta el efecto que se produce, cuando dos bondis se encuentran en paralelo, como si el tiempo y el espacio pararan, para dar lugar a algo mágico, el encuentro de dos mundos, en el medio de una ciudad abarrotada de desesperación.

Y tal vez esta nostalgia, no nos pertenezca del todo, tal vez, viene desde lejos, una amalgama de nostalgias abarrotadas en uno, que se les da por salir a la fuga, los domingos por la tarde, los viajes en colectivo.

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