Translate

martes, 19 de marzo de 2013

Como asuntos pendientes

- Tengo miedo que te vuelvas un asunto pendiente. Algo que nunca descubrí, cómo una droga que nunca probé, por dos cosas, el miedo de volverme adicta y la certeza de saber que en cierto punto me va a hacer mal. Es estúpido, ya lo sé, porque vos me viniste a buscar y yo te dije que no. Y ahora estamos los dos, más sólos que antes.  ¿Te digo algo que me gustaría olvidar mañana? Me da miedo que en un futuro quiera decirte que sí, y que ya no pueda distinguir si es porque realmente quiero probar esta vez, o si es porque te volviste un asunto pendiente para mí. (¿Será lo mismo?) Como si el pasar de los años te hubiera añejado, en mis recuerdos, en todo mi cuerpo. Sería triste, pase lo que pase, es demasiado egoísmo de mi parte. Lo que verdaderamente me aterra es volver a equivocarme. Rasgar una cascarita que ya había cicatrizado, sin ninguna certeza de nada. No podría soportar la culpa. ¿Entendés?

- Sí, y no. Podrías decirme que sí ahora, y ya te sacás la duda, ¿No te parece? Ya paso demasiado tiempo, pero cuanto más esperes, más tiempo va a crecer entre nosotros. No te entiendo, quisiera pero no. No entiendo tu necesidad de complicar tanto las cosas. Antes me atraía ese laberinto que es tu mente, me emocionaba la idea de recorrerte, de sorprenderme a cada recoveco. Pero ahora creo que me daría pena recorrerte Adela, me pongo a pensar en lo que me puedo encontrar del otro lado del muro, y me dan ganas de llorar, de tristeza, por mí y por vos también.  Te siento lejos, como en otro lado, en otro mundo, agarrándote de recuerdos. Quisiera ayudarte, pero creo que estás a gusto ahí, como girando en una calesita que no va a ningún lado. Quisiera entenderte, pero no puedo, a veces complicás demasiado las cosas.

-Puede ser. Me agarra una idea y no me suelta, y me enrieda.  Este tema de los asuntos pendientes me esta desarmando. No me deja pensar con claridad, me atasco en hoy, pensando en mañana (como siempre) y así, me cuesta mucho avanzar. Y tambaleando, no miro alrededor, y eso no me gusta. No me gusta no darme cuenta de lo que me rodea, de quienes me rodean, no me gusta nada, pero no se que hacer.
No, desarmar no es la palabra, tengo la sensación que debe tener un fósforo después del primer fulgor, en ese momento en que el fuego ya se apagó y lo negro lo está carcomiendo por dentro. No puedo sacar de mi cabeza, la imagen de los asuntos pendientes, como un rollo de fotos que nunca revelaste, y tenés ahí en el cajón haciendo ruido. Y tenés miedo de revelarlos, porque no sabés con que te podes encontrar. Porque ya dejaste pasar, demasiado tiempo.

- Sé que no crees en las promesas, ¿Pero me concederías una?
-Depende
-Si en veinte años, decido bajarme de esta calesita, y mirar el mundo con otros ojos. ¿Te gustaría recorrerlo conmigo?
-¿Veinte años?
-Quince
-¿Diez?

-Diez




2 comentarios:

  1. Excelente Victoria, realmente.
    Conseguiste en mi esas ganas insaciables de seguir leyendo, felicidades.
    Y simplemente, no te detengas!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu buena energía, no te das una idea de la alegría que me das al tener ganas locas de leer este blog ! Hermoso encontrarme con tu comentario, espero sigas acompañandome en este espacio bloguense, y nuevamente ..
    Gracias !

    ResponderEliminar