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martes, 3 de julio de 2012

Un puente, entre lo que fuimos y lo que somos

(Este texto lo escribí mientras escuchaba http://www.youtube.com/watch?v=hoCZ8H0RAsA, tal vez quisieras leerlo en igualdad de condiciones, lo dejo a tu criterio)


 
Es difícil desapegarse, nos tienen agarrados. No hay un límite, una frontera, no hay montañas, no existe una línea entre ellos y nosotros, porque, queramos o no, hay algo que de alguna u otra forma nos conecta incesantemente. Un puente, entre los que fuimos y los que somos, algo que nos moldea, nos hace reaccionar de cierta forma, percibir colores, perfumes, de una manera única, e incluso hay una marca de ellos en nuestra forma de sentir. Están ahí, al acecho, siempre detrás de la puerta. Palabras atravesadas entre la garganta y la cabeza. Miles de imágenes desenfocadas, en un collage interminable. Hay algo que vive dentro nuestro, que se aferra a nuestro aire, con todas sus fuerzas, que tiene guardadas pequeñas cosas, y un grito, un grito de desesperación, de desasosiego, un grito que nunca gritamos, nunca. Un tren les vende boleto de ida y vuelta, y ya no depende de nosotros, somos marionetas de nuestros recuerdos, o peor aún, de nuestros no-recuerdos, de aquello que siempre guardamos, que nunca dijimos, creyendo que así, no lastimaríamos a nadie. Hay algo extraño en lo pendiente, en lo que no nos deja dormir, en lo que quiere escaparse cada vez que abrimos la boca, o escribimos con tinta. Hay algo extraño, como eso que esconde la letra "h", que está, pero nunca habla, como lo que hay adentro de cada espejo, o la luz de los faros, hay algo en el misterio que encierra el viento, sí, hay algo que el viento arrastra allá y aquí, y  nos hace que lloremos cuando nadie nos ve.

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