¿Alguna vez te sentiste descartable?
No como envase de plástico, como cáscara de naranja, como botellita de vidrio, en cierto punto reciclable.
Descartable.
Como bolsa de plástico del supermercado.
Vacía y volátil.
Esas bolsas en las que nadie guarda regalos.
Bolsas destinadas al tachito de basura del baño.
A la caca del perro.
A los pañales del nene.
A las hojas sucias de la calle.
A la yerba del mate que ya no tiene más sabor.
A esas cosas que nadie quiere, pero todos tienen.
(A algún lugar, tienen que ir a parar.)
Todos las usan y necesitan.
Pero nadie las quiere realmente.
Vacías, volátiles, in-orgánicas, muertas.
Descartables.
Y yo te digo....
ResponderEliminarTodos las usan y necesitan.
Pero todos las quiere realmente.
Llenas, espesas, orgánicas, vivas.
Lo malo de sentirse descartable es que uno sabe de la existencia de dos situaciones: Una, sos inservible por lo tanto se te descarta o ya te han usado por lo tanto no se te puede rehusar. Que horrible sentirse así. Aunque en el fondo todos somos descartables.
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